de Investigación realizados
Estatales y Municipales asesorados
Midiendo a los gobiernos digitales
DiDi es mucho más que una compañía de transporte privado, al menos en su natal China, pero afortunadamente México poco a poco comienza a recibir novedades que mejorarán la experiencia de los usuarios nacionales.
DiDi ha anunciado que su tecnología de transporte inteligente ha llegado a México. Guadalajara será la primera ciudad del país en donde se implementará y pondrá en marcha su primer proyecto de “smart transportation”. Con esto, Guadalajara apunta a convertirse en la primera ciudad inteligente de México y toda la región latina -con permiso de Porto Alegre, Brasil, en donde se ha implementado el mismo sistema, pero bajo la marca 99 con la que opera en Brasil.
El proyecto se ha puesto en marcha, trabajando de cerca DiDi y el gobierno de Jalisco, para el análisis de la información vial en tiempo real de 320 intersecciones de la zona metropolitana de Guadalajara. El proyecto de transporte inteligente de DiDi funciona en dos partes: la primera es el análisis de los datos recolectados durante los viajes realizados en la plataforma, para detectar patrones de comportamiento, con datos como velocidad promedio y número de paradas.
La segunda parte se lleva a cabo en conjunto con los semáforos inteligentes del Sistema Inteligente de Gestión de la Movilidad (SIGA) del estado de Jalisco. Toda la información recabada ayuda a las autoridades al entendimiento del comportamiento vial y su optimización en situaciones que lo requieran. Esto resultará en menor congestionamiento vial, menores tiempos de conducción, menor impacto ambiental como resultado de la reducción de emisiones, entre otras cosas.
El análisis hecho por el sistema de DiDi hasta ahora ha revelado que las horas pico principales de Guadalajara son a la 1 PM y a las 7 PM, y que las intersecciones más congestionadas son Calz. Lázaro Cárdenas con Gob. Luis G. Curiel; Av. Hidalgo con Jesús y Av. Circunvalación con Belisario Domínguez. Junto con esta información, el gobierno del estado prevé optimizar estas y otra rutas con su sistema SIGA en 2021, y lograr los impactos positivos ya mencionados.
La meta de DiDi es la implementación de su sistema en otras ciudad de México, para lograr la misma optimización vial, para lo cual el trabajo con las autoridades es parte primordial.
DiDi tiene mucha experiencia en el análisis de datos para la optimización vial. En China su sistema tiene ya un tiempo operando en más de 2,000 cruces de las principales ciudades, y según la compañía se ha logrado la reducción del tráfico en hasta 20% gracias a sus algoritmos inteligentes.
Artículo Tomado De: https://www.xataka.com.mx/aplicaciones/guadalajara-sera-primera-ciudad-inteligente-mexico-didi-ayudara-a-reducir-trafico-su-tecnologia-analisis-vial
El primer sistema de licencias 100% digitales en México.
La licencia digital, es el documento que acredita a un conductor para la operación de vehículos automotores en sus diferentes modalidades en el Estado conforme los artículos 3 fracción X, y 33 fracción I de la Ley de Tránsito y Vialidad para el Estado de Oaxaca, en representación digital, es decir un archivo electrónico que podrá ser descargado desde el dispositivo móvil del titular a través de una aplicación.
El portal de Solicitud de Trámite de Licencia Digital es el esfuerzo de la Secretaría de Movilidad por facilitar y acercar este trámite a la ciudadanía, el cual le permitirá desde la comodidad de su hogar solicitar la reposición o renovación de su licencia de conducir desde internet.
Podrás realizar:
Podrás revisar la guía “¿cómo pagar mi línea de captura?” donde te mostramos paso a paso cómo tendrías que realizar el pago en el portal de la Secretaría de Finanzas, ya sea para tu trámite de renovación, o tu trámite de reposición.
Podrá comunicarse a nuestra mesa de ayuda donde con gusto podremos apoyarlo en todas las dudas referentes a realizar el trámite correspondiente de su licencia de conducir digital, o bien, si usted ya cuenta con su licencia de conducir plástica o digital, a activar en la aplicación que podrá descargar desde Google Play.
Artículo Tomado De: https://licdigitales.oaxaca.gob.mx/Tramites/default.aspx
Miguel Ángel Riquelme Solís, gobernador de Coahuila anunció la compra de 1,100 cámaras de vigilancia que se estarán instalando 500 en Saltillo y las otras 500 en Torreón. Las cámaras también contarán con la tecnología para el reconocimiento facial por medio de inteligencia artificial con la finalidad de prevenir crímenes.
El contrato todavía no se concreta, pero en caso de hacerlo se realizará con la empresa china Dahua por 600 millones de pesos. Comentó que en su viaje a China, directivos de la empresa le mostraron cómo no solo se podían resolver delitos, también se podrían prevenir con las cámaras.
Respecto al reconocimiento facial el programa tendrá acceso a la base de datos de las fotografías de Plataforma México, inclusive hasta la del INE para poder identificar a las personas que pasen por las cámaras. Riquelme señaló que si se reporta un delito y la persona involucrada pasó por una de las cámaras, podrán contrastar con la base de delincuentes para tener los datos del sospechoso.
En el siguiente video pueden ver cómo funciona el sistema de reconocimiento facial de la empresa Dahua.
Con la prevención del delito el sistema podrá mandar notificaciones cuando detecte a una persona pasar dos o tres veces por el mismo lugar, con la finalidad de actuar de manera inmediata. Otra de las funciones será poder detectar los automóviles con sus respectivas placas.
Inclusive el software tiene una tecnología de descarte, menciona que si existe una denuncia de un auto blanco con cuatro puertas sospechosos, la inteligencia revisa todos los autos con esas características para armar una base de datos con los datos solicitados.
Por último mencionó que esa tecnología no se encuentra en ninguna ciudad de México, solamente se han instalado en cuatro ciudades de China donde actualmente cuentan con la licencia operativa. Indicó que en los próximos días espera firmar el contrato para que la instalación sea de seis a nueve meses con cinco años de soporte técnico asegurado.
Hasta el momento ningún sistema de reconocimiento facial es 100% perfecto y un gran ejemplo fue el que vivió en Londres con su flamante tecnología con resultados alarmantes. Según datos de la ley de libertad de Reino Unido señalan que la tecnología de reconocimiento facial usada por la Policía Metropolitana de Londres tiene una tasa del 98% de falsos positivos.
En ese momento Cressida Dick, comisionada de la policía comentó que el sistema se encontraba en etapa de prueba y no esperaban muchas detenciones con esa tecnología por el momento. Sin olvidar que la policía de Gales sufrió algo similar cuando en la final de la Champions League detectaron 173 alertas positivas y 2,297 falsos positivos.
Como parte de esa polémica, la organización Big Brother Watch, solicitó los datos de privacidad al gobierno de Reino Unido, donde advirtieron que la tecnología fue implementada sin un debate público. Incluso señalan que cualquier sitio se puede convertir en punto de control biométrico, afectando los derechos humanos y la libre expresión.
Hemos hablado mucho del reconocimiento facial, pero en ningún momento se ha mencionado el tema de la privacidad. Cuando apareció el iPhone X con su Face ID se abrió un debate donde la empresa mencionaba que los datos relacionados con el Face ID nunca abandonan el teléfono del usuario.
Inclusive comentan que no guardan los datos de otros rostros que intentan ser autentificado. La API de autenticación solamente se encarga de dar una respuesta positiva o negativa después de comparar el rostro con el almacenado.
Respecto al sistema de reconocimiento de los teléfonos, es necesario el consentimiento del usuario mostrando toda la información necesaria. Por estos motivos cualquier dispositivo que cuente con esa tecnología debe informar al usuario para qué podrá ser usado su rostro.
Aunque en el caso de la red de cámaras de vigilancia de China, no es un requisito imprescindible el consentimiento de forma directa del usuario, usando el argumento de la seguridad nacional. Llevando el tema a un extremo si esa información recopilada cae en manos de un tercero, tendría la información personal de muchas personas.
En el caso de Coahuila esperemos que puedan dar más detalles de cómo funcionará el tema de la seguridad de los usuarios.
Artículo Tomado De: https://www.xataka.com.mx/seguridad/coahuila-sera-primer-estado-mexico-que-instalara-camaras-reconocimiento-facial-esto-sabemos-tecnologia-que-usaran
Una antigua república soviética a orillas del mar Báltico es la sociedad digital más avanzada del planeta. Improbable pero cierto. En el tranvía de camino al trabajo o en la sala de espera del dentista, sus ciudadanos pueden matar el tiempo en Facebook o hacer la compra semanal, pero también renovar su pasaporte, firmar un documento o crear una empresa. Bienvenidos a Estonia, el país que ha puesto la tecnología por bandera.
En el garaje de ambulancias del North Estonia Medical Centre, un hospital público situado en el noroeste de Tallin, Arkadi Popov hace una demostración práctica. En un ipad, abre la aplicación que utiliza el equipo sanitario de urgencias desde 2015. “Si ingresamos el código de identificación del paciente que acabamos de recoger, podemos acceder a su historial, a los números de contacto de sus familiares e incluso al de su médico habitual. Tener este tipo de información de calidad desde el primer momento es vital: evita errores en la toma de decisiones y, evidentemente, salva vidas”, resume Popov, un médico de trato afable que luce la bata blanca de rigor y unas zapatillas de deporte de suelas desgastadas que delatan demasiadas carreras por un servicio que recibe diariamente en torno a 250 personas. Cuando la ambulancia está de camino al hospital, el personal del centro puede ver su recorrido gracias al GPS y así tenerlo todo preparado. “Esa información también es muy valiosa: todo lo que nos ayude a sofocar el caos es clave”.
Si un paciente llega en estado crítico y necesita una intervención inmediata, la enfermera Rita Beljuskina y el médico anestesiólogo Sergei Kagalo verán su ingreso en el sistema en tiempo real. En la planta de cirugía, una gran pantalla gobierna los 18 quirófanos disponibles. En blanco se ha quedado la pizarra que utilizaban hasta hace cinco años, cuando todo se organizaba a golpe de teléfono y rotulador. Con este sistema electrónico de reserva de quirófanos pionero en Estonia, subraya Kagalo, los cirujanos introducen los datos del paciente, especifican el nivel de urgencia de la operación —código rojo, si necesita ser intervenido de urgencia; amarillo, si puede esperar hasta 2 horas; gris, hasta 24 horas—, el tipo de instrumental y personal necesario, y hasta el tiempo que durará la operación. “Ahora hay menos overbookings, menos esperas y menos cancelaciones. Incluso se han resuelto temas quizás menores, pero ineficientes: antes muchas veces los médicos olvidaban poner en la ficha qué tipo de antibióticos se iban a necesitar. Ahora no puede cerrarse la reserva sin esa información”, explica Beljuskina. Terminada la intervención, los cirujanos se dirigen a una sala de ordenadores donde completan el informe del paciente, que, una vez recibida el alta, se encriptará y pasará a formar parte de su historial médico. En adelante, podrá decidir que el dosier de su paso por el North Estonia Medical Centre sea accesible para otros especialistas que lo traten o, de lo contrario, blindarlo para que nadie pueda verlo. En el sistema estonio, los ciudadanos son los únicos propietarios de sus datos, y cuando, por ejemplo, un juez, un policía o un funcionario de la red de transporte accede a ellos, esa consulta queda registrada. Y si se considera injustificada, el ciudadano puede presentar una denuncia: las intromisiones constituyen un delito.
“¿Por dónde empezamos?”. En 1991, cuando Estonia se independizó de la URSS, esa era la pregunta que acosaba a quienes lideraron la transición. No tenían ni Constitución, ni instituciones democráticas ni un sistema legal. Las infraestructuras estaban obsoletas y en malas condiciones, y el sistema bancario, a años luz del estándar occidental. Estaba casi todo por hacer. Y no disponían de grandes presupuestos para la reconstrucción: la crisis económica noqueó de inmediato al país, que pronto pasó de una relativa prosperidad bajo el paraguas soviético a un escenario de inflación disparada y PIB en declive. “En realidad, nosotros no quisimos crear un Estado digital. Era una cuestión de supervivencia. Enseguida nos dimos cuenta de que la Administración Pública y la burocracia gubernamental eran muy caras”, explica Linnar Viik, ingeniero y economista de 53 años, y uno de los artífices de la apuesta estonia por la tecnología. “Queríamos hacer las cosas a nuestra manera. Diferenciarnos de la etapa que estábamos cerrando. Esa fue una gran motivación para impulsar la digitalización. En Polonia fueron los sindicatos los que dirigieron el movimiento pos-soviético; en Checoslovaquia, intelectuales como Václav Havel, y en Estonia, una mezcla de músicos, poetas, escritores y científicos. Los ingenieros estuvieron muy cerca de la creación de leyes y de la Administración”.
En el sistema estonio, los ciudadanos son los únicos propietarios de sus datos ‘online’. Consultarlos sin razón constituye un delito
Burlando las prohibiciones soviéticas, un año antes de la independencia, la disidencia ya había empezado a construir un registro de la población. El sistema era rudimentario y, al principio, no era extraño encontrarse con números duplicados, pero ese fue el germen del código que posteriormente identificaría a los ciudadanos de la República de Estonia. Los primeros pasaportes de la nueva nación se emitieron en 1992, y cuando, una década después, llegó la hora de la renovación, el Gobierno aprovechó para dar un paso más y entregó la tarjeta de identidad con un chip electrónico para acceder a sus servicios en la Red. Hoy el 99% de los trámites oficiales —un total de 1.789— pueden realizarse en cualquier momento: el portal gubernamental está abierto las 24 horas de los siete días de la semana. Solo las operaciones inmobiliarias, casarse o divorciarse exigen su presencia física. Los estonios tan solo necesitan una conexión a Internet para votar, renovar su carnet de conducir, consultar las recetas médicas, presentar reclamaciones por importes menores a 2.000 euros, hacer la declaración de la renta, impugnar una multa de tráfico, cambiar la dirección de su domicilio, registrar una empresa, firmar documentos, ver las notas de sus hijos y comunicarse con los profesores, acceder a su historial médico… Y sus gobernantes predican con el ejemplo: el papel desapareció de las reuniones del Consejo de Ministros en el año 2000 y el primer ministro estampa su firma digital en una pantalla para que las leyes entren en vigor. Ventajas de disfrutar de e-Estonia, un ecosistema eficiente, transparente y seguro que se ha convertido en un ejemplo mundial. El 70% del PIB se nutre del sector servicios, y aquellos relacionados con las tecnologías de la información y la comunicación son los que más aportaron al crecimiento de la riqueza nacional en 2016. Además, esta digitalización, presumen, les supone un ahorro del 2% del PIB anual en salarios y gastos. Y no se cansan de repetirlo: si ellos han construido una sociedad digital, cualquiera puede hacerlo. Ese fue el mensaje que lanzaron durante su reciente presidencia del Consejo de la Unión Europea. La innovación no puede ser patrimonio exclusivo del sector privado, los Gobiernos no pueden quedarse atrás, así que basta de excusas. No es una cuestión de dinero. Tampoco de tamaño. Tan solo se necesita voluntad política.
El 27 de abril de 2007 Estonia retiró una estatua de bronce del centro de Tallin. Erigida en 1947 para conmemorar a los soldados soviéticos caídos en la Segunda Guerra Mundial, simbolizaba un pasado de ocupación, así que se reubicó en un cementerio militar a pesar de las advertencias rusas: el traslado, reiteraron, tendría consecuencias “desastrosas”. Y así fue. Unos días más tarde, los estonios no pudieron acceder a las webs del Gobierno, los principales periódicos, las universidades o los bancos. El país era víctima de un ciberataque (y el Kremlin negaría posteriormente toda implicación en el asunto). Linnar Viik, que ahora asesora a Gobiernos en materia de transformación digital desde la e-Governance Academy, recuerda una war room con ingentes cantidades de agua, cítricos y café donde trabajaron, sin tregua, funcionarios, profesores universitarios, estudiantes de doctorado y empleados de compañías privadas. “¿Todas estas personas tienen el visto bueno de seguridad?, nos preguntó el ministro de Defensa al asomarse a la sala. ‘No, pero tienen la competencia digital necesaria para solucionar el problema. Por favor, déjenos trabajar”. A Viik se le dibuja una sonrisa. En ese preciso instante, dice, muchos entendieron que el mundo había cambiado. El Gobierno salió airoso, todo volvió a la normalidad y, desde entonces, Estonia se ha convertido en una referencia en materia de ciberseguridad: en 2008 se inauguró en Tallin el Centro de Excelencia de Cooperación en Ciberdefensa de la OTAN, y el año pasado el país báltico anunció la creación de la primera “embajada de datos” en Luxemburgo. Es decir, en caso de sufrir un nuevo ataque, tendrán una copia de seguridad de todo su Estado a buen recaudo y el país podrá seguir funcionando sin interrupción. Según Andre Krull, CEO de Nortal, una compañía que ha colaborado estrechamente con la Administración Pública para desarrollar, por ejemplo, el censo o el sistema de recaudación de impuestos, “esa crisis, y otras posteriores, nos han ayudado a madurar. Hace una década abríamos cualquier enlace que nos enviaban por correo electrónico, pero ahora todos entendemos que hay que tener una cierta higiene cuando nos conectamos a la Red. Esta es la realidad de vivir en una sociedad digital”.
Birgy Lorenz sacude la cabeza al recordar la derrota: el equipo estonio quedó quinto en las ciberolimpiadas que se celebraron en Málaga el pasado noviembre. No les falló la tecnología, sino la presentación. “Nos pasa siempre. Los estonios nos extendemos demasiado”. Ella no va a cometer el mismo error. Recorre a paso ligero los edificios del colegio público Pelgulinna en Tallin, donde es responsable de desarrollo de las tecnologías de la información (TIC) desde hace 17 años, y solo se detiene cuando le falta el aliento. “La cifra de alumnos, entre los 7 y los 18 años, es de 960 y somos un total de 65 profesores. Hay wifi en todas las instalaciones y, aunque sea hora de entrar en clase no oiréis el timbre, cada alumno debe ser responsable y llegar puntual. Enseñamos ciberseguridad, robótica y programación, tenemos un laboratorio de drones, utilizamos impresoras 3D y ahora estamos buscando financiación para las clases de realidad virtual y aumentada. Aquí no hacemos hincapié en las habilidades digitales porque ya forman parte de nuestra vida diaria y tampoco son lo más importante: nuestros pilares son las artes, el deporte y la tecnología”.
Ser un estado plenamente digital supone un ahorro a Estonia del 2% de su PIB anual en salarios y gastos
Todoterreno, además de su trabajo en este centro y de dirigir el equipo de “futuros cibertalentos” estonios, Lorenz da clases de seguridad digital en la Universidad de Tallin. “Mi misión consiste en vigilar que ni profesores ni alumnos hacen un uso excesivo de la tecnología. La llegada de las pantallas ha hecho que, como docentes, debamos ser más creativos. Competimos con ellas, así que hay que darle vueltas a la cabeza para despertar el interés de los chavales”. Por ejemplo, en los suelos de los pasillos del Pelgulinna han pintado rayuelas para que, entre clase y clase, los alumnos despeguen la nariz del móvil y se animen a jugar.
El pueblo de Aegviidu está a 45 minutos en tren desde la estación central de Tallin. Abandonar la capital, donde se concentran 450.000 habitantes, supone sumirse, en cuestión de minutos, en un paisaje solitario: Estonia tiene la extensión de los Países Bajos, pero mientras en el territorio holandés habitan 17 millones de personas, en el de la centenaria república báltica tan solo 1,3 millones. En el breve trayecto que separa la estación de tren de la casa de su vecina Maris Joona, Erica Ader enumera los servicios de esta población de 715 habitantes: escuela, iglesia, tienda de ultramarinos, gasolinera, biblioteca… “Esta última es importante porque ayuda a muchos mayores a quienes los trámites online se les hace cuesta arriba”, explica. El 88% de los estonios navega por Internet a diario y el 87% de la población entre los 16 y los 74 años se conecta al portal gubernamental. La brecha digital está superada. Y en los planes de la presidenta, Kersti Kaljulaid —la primera mujer en ocupar el cargo y, a sus 46 años, también la más joven—, está también dejar atrás la que tradicionalmente ha separado al campo y la ciudad. En un par de décadas, creen, el trabajo en remoto permitirá que ya no haga falta mudarse a un centro urbano por motivos laborales. Y ese es un horizonte especialmente atractivo para los estonios. “Este lugar puede ser exasperantemente tranquilo. Pero esta es una forma de vida. Somos un pueblo al que nos gusta estar cerca de la naturaleza”. Traductora e intérprete —habla, además de estonio, ruso, inglés y finés—, Ader ahora está semirretirada, y tan solo da clases de idiomas por Skype. Joona, que trabaja en el departamento de marketing de la oficina de turismo de Tallin, está de baja de maternidad y su casa desprende un delicioso olor a bollos de canela. Ambas nacieron en esta localidad y solo se ausentaron para estudiar en la universidad. Tenían claro que la practicidad no era suficiente para echar raíces en la ciudad. Y ahora, con Internet siempre activo y el teletrabajo abriéndose paso, las incomodidades rurales son menos. “Quizás por eso cada vez más gente de mi generación decide volver a sus pueblos”, dice Joona.
La libertad geográfica es otro de los conceptos revolucionarios que abandera Estonia. Si para muchos trabajos solo se necesitará banda ancha, ¿por qué siquiera vivir en este país cubierto en un 51% por bosque en lugar de en una cálida ciudad bañada por el mar Mediterráneo? Pero este es un objetivo que reservan para un futuro más lejano. En el inmediato, desgrana Siim Sikkut, jefe de información del Gobierno estonio, “estamos centrados en simplificar los trámites entre Administración y ciudadanos y emprendedores. Ahora mismo la mayoría de esas interacciones se realizan online: entras en la plataforma, rellenas unos datos y listo. Pero queremos automatizar y agrupar esos procesos. Ser más predictivos. Por ejemplo, si una empresa permite que nuestra agencia tributaria tenga acceso a su contabilidad, nunca tendríamos que pedirle las declaraciones correspondientes. Obtendríamos la información de la fuente original y un trabajador no tendría que introducir los datos en nuestro sistema. O, cuando nace un bebé, en lugar de que sus padres vayan a cinco sitios distintos en nuestro portal, podríamos enviarles un correo diciéndoles: ‘¡Enhorabuena y muchas gracias por el nuevo ciudadano/a! Sabemos que ha nacido tu bebé porque el hospital ha introducido su nombre en el registro de población. Completemos los siguientes trámites’. Así lo solucionaríamos en una sola tacada. A eso aspiramos ahora mismo, pero requiere un gran cambio en la forma de funcionamiento de una Administración”.
La iniciativa estrella es la residencia virtual. Estonia aspira a ser a los servicios digitales lo que suiza es a los servicios bancarios
Estonia ocupa el cuarto lugar en el ranking de los países menos habitados de Europa —le preceden Malta, Luxemburgo y Chipre—. Y su población está en declive. Al menos, la física. Porque la digital no para de crecer. “La idea surgió en 2014. Entonces lo entendimos como un paso más en nuestro desarrollo tecnológico: ¿por qué limitar nuestros servicios a nuestros ciudadanos? Nos propusimos ser una sociedad sin fronteras y permitir a cualquier persona que fuera residente virtual de nuestra nación”, relata el director de esta iniciativa estrella, Kaspar Korjus, de 30 años, que recibe a las visitas ataviado con un elegante traje gris, corbata y zapatillas de andar por casa. “Es una costumbre muy de moda en las start-ups de aquí. Nosotros trabajamos para el Gobierno, pero también queremos ser cool”, bromea.
Cada semana se da de alta un mayor número de e-residents que niños nacen en los hospitales estonios. Ya superan los 30.000 y Estonia aspira a ser a los servicios digitales lo que Suiza es a los servicios bancarios. El documento de identidad digital trasnacional, que emite el Estado estonio al precio de 100 euros, no concede la nacionalidad, ni la residencia fiscal, ni permiso de entrada a Estonia o la Unión Europea. No es ni un visado ni un pasaporte. Es simplemente un instrumento creado para gestionar un negocio internacional de forma sencilla sin necesidad de pisar jamás Estonia. En estos momentos, los solicitantes proceden sobre todo de Turquía, Ucrania, el Reino Unido pos-Brexit, Japón y Corea del Sur. “Por ejemplo, el Gobierno surcoreano es un buen aliado porque entiende el valor de un programa como este que permite a sus ciudadanos exportar al mercado europeo y expandir su negocio. Además, Estonia es lo contrario a un paraíso fiscal: aquí todo es transparente porque toda operación deja un rastro digital”, precisa Korjus, que cierra los ojos para concentrarse en sus respuestas. Según Deloitte, en sus tres primeros años de existencia, la residencia electrónica ha reportado unos ingresos de 14,4 millones de euros para el erario estonio. “Facebook tiene 2.000 millones de usuarios en todo el mundo y nos parece normal. Pero ni siquiera nos planteamos que una nación pueda tener la mentalidad de una empresa y aspirar a esos números. Si Estonia puede atraer a miles de millones de usuarios, el impacto en su economía será enorme”.
Enclavado entre la costa y la ciudad vieja, Kalamaja fue el barrio de pescadores de Tallin hasta finales del siglo XIX, cuando el ferrocarril conectó la capital estonia con la vecina San Petersburgo. A partir de entonces, se transformaría en una zona industrial y, con el tiempo, ese terreno de casitas de madera —donde vivían los obreros— y fábricas ofrecería el escenario perfecto para alojar el distrito hipster de la ciudad. No falta un detalle: ni las galerías, ni las tiendas de diseño y cosmética orgánica, ni los mercadillos de fin de semana, ni los bares que sirven frías cervezas artesanales. Tampoco las start-ups.
“Europa del Este es muy distinta a Silicon Valley, pero tenemos algo en común: profesionales técnicos muy preparados”
En 2003 nació aquí Skype, la compañía que revolucionó las llamadas gratuitas por Internet y que en 2011 Microsoft compró por 8.500 millones de dólares. Los fundadores son el sueco Niklas Zennström y el danés Janus Friis, pero el software lo desarrollaron ingenieros estonios y la compañía todavía mantiene en Tallin una de sus principales oficinas. Skype forma parte del orgullo nacional. “Generó un gran cambio de mentalidad. Después de Skype, muchos se animaron a estudiar carreras técnicas y lanzarse a emprender”, relata Ragnar Sass. Él fundó en 2007 United Dogs and Cats, un facebook para perros y gatos. La historia de su hundimiento salió en las noticias. “Fue uno de los primeros fracasos públicos de un emprendedor”. Después probó suerte con Pipedrive, una compañía que comercializa un software de gestión de ventas para pequeñas y medianas empresas. A la segunda triunfó. Y ahora, a sus 42 años, divide su tiempo entre aeropuertos y Lift99, un espacio de coworking que fundó en 2016. “Hay que crear tejido y ayudar a que haya más empresas de éxito. Europa del Este es muy distinta a Silicon Valley, pero tenemos algo en común: un gran sistema educativo del que salen profesionales técnicos muy preparados”. Mientras Sass se extiende sobre el presente y futuro del ecosistema emprendedor estonio, a su lado, dormita su perro Riki. De fondo, una martilleante banda sonora: ya han empezado las obras para ampliar este espacio de grandes ventanales y salas diseñadas para seducir a su cosmopolita comunidad. Y a Instagram. Todas las fotogénicas estancias están bautizadas en honor a personajes de fama internacional (y con esta premisa, los estonios quedaban descartados: hagan el ejercicio, busquen un futbolista, director de cine, empresario o celebridad oriundo del país báltico) con alguna, por leve que sea, relación con el país: el periodista británico Edward Lucas, que fue el primer residente virtual de Estonia; Ernest Hemingway, que una vez dijo “ninguna dársena para yates está completa sin, al menos, dos estonios”; Chaikovski, porque el compositor ruso tuvo una casa de veraneo en Estonia, o Rodriguez, el cantante protagonista del oscarizado documental Searching for Sugar Man, que en una de sus canciones menciona a un arcángel estonio. A Obama, que confesó: “Tendría que haber llamado a los estonios cuando montamos nuestra web sanitaria”, le han reservado un pequeño cubículo destinado a hablar por teléfono. “Ahora viajo por todos los continentes y muchas veces ya directamente saludo diciendo ‘hola, soy del país de Skype”, relata Sass. “Espero que, dentro de poco, también podamos decir que somos del país de Taxify [un Uber local] o de cualquier otra empresa. Estonia está encontrando su lugar en el mundo”.
Artículo Tomado De: https://elpais.com/elpais/2018/04/05/eps/1522927807_984041.html